Vivir de tu pasión es un sueño al que nunca debes renunciar. El problema surge cuando queremos dar cuatro zancadas y lograr de la noche a la mañana el trabajo de nuestros sueños. A ver, que lo de cuatro zancadas no me lo saco de la manga. No digo que no se pueda, si no que es un poquito difícil pretender llegar a tener unos ingresos regulares y permitirte el lujo de dejar tu trabajo sin establecer un plan de antemano.

Sí, malditos planes, te lo dice una que le encanta soñar por todo lo alto y enredarse en mil y una fantasías locas. Al inicio de mi proyecto personal me había montado una película preciosa que ni yo misma me la creía. Lo veía todo súper fácil y pensaba que si la suerte estaba conmigo podía soñar todo lo que quisiera porque sólo con imaginármelo podía hacerlo realidad.

La verdad es que esta ilusión me duró seis meses para ser exactas. Tampoco está mal, ¿no? Yo lo vinculo con el enamoramiento inicial del proyecto. Una fase donde no caminas sino que te deslizas como los de la peli de Mars Attack. Tienes una energía y una vitalidad que podrías tumbar a una tía especialista en artes marciales y además, sacas horas de debajo de las piedras para sentarte a escribir un rato porque las ideas vienen a tu mente como las mariposas en un campito verde en primavera.

Esta fase inicial fue la repera y sinceramente la disfruté un montón pero llegó el día en que vi que ya no daba de sí porque física y anímicamente estaba agotada y empecé a pensar de una manera más racional. Lo primero que surgieron fueron los miedos. ¿Y sí esto no le interesa ni a mi vecina del cuarto? ¿Y si no ingreso nada y tengo que chapar? ¿Y si esto no va a ninguna parte? Y la pregunta más diabólica ¿Y si fracaso? Si quieres saber lo que opino de la palabreja en cuestión pincha aquí.

Automáticamente los miedos empezaron a florecer, uno detrás de otro, parecía que se habían puesto de acuerdo, estaban en cola, esperando a ser atendidos uno por uno.

Pero fijaos qué curioso, sólo cuando empezaron a salir los miedos, que dicho sea de paso, me estaban dando una tabarra y unos dolores de cabeza de aupa, pude empezar a abrirme a la posibilidad de cuestionar cómo me había fijado el objetivo: “vivir de mi sueño”.

Cuando nos fijamos un gran objetivo a veces nos olvidamos de marcarnos pequeñas metas, pequeños hitos que alcanzar día a día. A veces, nos empeñamos en correr una maratón cuando en realidad no tenemos los gemelos prietos y tersos como para permitirnos semejante esfuerzo. Y de lo que quiero hablaros hoy es sobre cómo entrenar esos gemelos para poder alcanzar vuestro sueño y marcaros una maratón inolvidable.

Así que, preparada para la pregunta: ¿y cuál es tu plan?

Lo primero de todo:

-Tiempo al tiempo: que parece el dicho de mi abuela pero vaya tela, menuda verdad como un templo. No pretendas llegar a la cima en unos meses porque no vas a llegar entera y cuando estés allá arriba puede que te dé un yuyu y te quieras bajar a toda leche.

-Márcate objetivos concretos, específicos y pequeños: esta especie de ley proviene de las metodologías ágiles como Scrum o  DSDM. Su filosofía es clara: establece tareas pequeñitas y muy concretas, perfectamente definidas de manera que se te haga más llevadero llegar al macroobjetivo final.

-Celebra tus pequeños logros: una vez te hayas marcado estas tareas y las hayas ejecutado logrando llegar un objetivo importante a lo largo del camino, date un lujo y celébralo como mejor te parezca. A mi me encanta darme largos baños calientes.:)

-Oídos sordos a los robadores de sueños: Siempre va haber un o una aguafiestas de primera para proyectar sus miedos sobre ti. Frases como: “la mayoría de la gente que hace lo que tú, fracasa”, o “vives en el mundo de fantasía”; o “sólo unos privilegiados logran vivir de su sueño”. Cuando escuches estas frases, alarma. Estás cerca de uno de ellos. No pasa nada, que te quede claro que sus palabras hablan más sobre sus propios miedos que sobre ti.

-Evalúa periódicamente tus acciones una vez tengas resultados medibles: campañas en facebook, instagram, etc y elabora un plan de mejora en el caso que lo necesites.

Una cosa antes de irte, puede que te hayas marcado una montaña altísima a la que subir y necesites mil y un recursos para llegar. Si sólo puedes ir a pie, hazte pequeños refugios donde parar en cada etapa para reponer fuerzas. Los días de descanso también son muy inspiradores.

Un abrazo enorme,