Hablar desde un lugar de privilegio no es un sitio honesto desde el que hablar.

Estoy escuchando a muchos gurús de la New Age de crecimiento personal utilizar el coronavirus como excusa de cambio radical de conciencia. Evidentemente no hay nada de malo en ello, porque siempre estamos intentando mejorar como sociedad a través a las crisis, vengan de donde vengan. Pero algo es muy diferente afirmar que es una ‘limpieza necesaria’; una ‘destrucción creativa’ y demás perlas que me ahorro porque llevo un cabreo felino.

En el libro ‘Humanidad e Inhumanidad: una historia moral del Siglo XX’ se explicita claramente el lenguaje que permitió las atrocidades nazis en los campos de concentración. A los hombres y mujeres judíos se les llamaba ‘muñecos’. A través del lenguaje se deshumanizaba cualquier vestigio de dignidad sobre las víctimas del nazismo. Bajo los principios del social nacionalismo alemán, se alegaba a la pureza de la raza, a la supervivencia de los más fuertes, a la depuración y limpieza étnicas.

Creedme si os digo que utilizar el COVID-19 como pretexto ante esta depuración basada en la selección natural como mano invisible de la naturaleza que regula con sabiduría todo lo que ocurre, es o no es, un argumento neoliberal, cruel y en oposición radical hacia el bien común. Alegar como paso necesario esta pandemia para que se sucedan quiebras de negocios «necesarias»; muertes de ancianos «necesarias»; y enfermedades «necesarias» es como volver a la inhumanidad de los regímenes fascistas dels siglo XX.

No necesitamos más corrientes de crecimiento personal que menoscaben el bien común, que nos responsabilicen de si nuestra condición de ancianidad, o de enfermedad crónica debe ser ‘necesariamente’ erradicada. De que nuestros negocios obsoletos basados en lo presencial están demodé y necesitan ser digitalizados sí o sí a toda costa. Es obvio que un fontanero no puede ponerte una tubería digital. Obvio, ¿verdad? No todo el mundo puede permitirse el teletrabajo, y no, esto no va de una «limpieza necesaria de negocios que ya no funcionan».
Hablar desde esta superioridad moral me da arcadas y me hace revisar profundamente si lo que realmente venden algunos gurús de la New Age es basura neoliberal antipersonas, antidignidad y encima disfrazada de rebelión.

Aprendamos lo que tengamos que aprender, la vida se nos impone, nadie lo niega pero por favor, ejerzamos una mirada crítica ante este tipo de discursos que aseguran que van más allá de cualquier ideología, incluso afirman que no tienen, cuando en realidad están disfrazados de la más alarmante deshumanización.

Elijamos estar al lado del vulnerable, escojamos estar al lado de aquellos que más lo necesitan. No dejemos morir a nadie en la cuneta porque ‘es necesario’. Dejemos de enmascarar ideologías opresoras en nombre del crecimiento personal. Basta por favor. 

Un abrazo fuerte,