Puede que me entiendas si tú también has hecho las cosas por si acaso. Por si acaso voy a estudiar esta carrera que dicen que tiene salida; por si acaso voy a estudiar este máster que seguro que soy más competitiva en mi sector; por si acaso me saco el B2 de inglés por si me da la bola de ser profe o yo qué sé, por si me tiro a lo seguro y me machaco para una oposición de lo que surja. Por si acaso envío mi currículum a esta oferta de trabajo (cuyo título de reclamo me la trae floja) y así tengo algo estable de una vez por todas.

Puede que lo que elijas te guste más o menos pero está medido en última instancia por el rasero del por si acaso. Su acción es sutil pero va dejando huella a cada decisión que vamos tomando.

Nadie nos enseña a escuchar a nuestra niña interior. Tu niña interior, esa es la que sabe. La que le da igual que le digan h o b. La que sigue a ciegas las pistas que le deja la vida y la que se deja guiar por un pálpito que ni ella misma sabe ponerle palabras. Y tu niña interior está a años luz de los por si acaso que te inventas para no afrontar lo que verdaderamente te apasiona.

¿Cuántas veces nos han dicho que hacer lo que te gusta no te da un sustento económico?. Te lo han repetido tantas veces que hasta tú misma has acabado creyéndotelo a pies juntillas.

Tu niña interior no se plantea el por si acaso porque no tiene miedo de fracasar y volverlo a intentar las veces que sea necesario. Tu niña interior se guía por el corazón, el que se nutre de sus talentos más genuinos. Tu niña interior es amor en estado puro, es a la vez riesgo y es a la vez paz cuando siente ese riesgo. Porque en el riesgo sólo ve oportunidad para crecer y para aprender. Tu niña interior no se cree lo de “cuando todo esté como yo quiero entonces seré feliz”. Porque sabe de sobra que ese estado nunca llega sin antes haber amado lo que tienes aquí y ahora.

Sabes que conectas con tu niña interior cuando haces algo que te deja una paz profunda en el alma. Cuando puedes relajarte y ser tú misma, con tus defectos y tus virtudes.

Y cuando aprovechas el tiempo que tienes libre para hacer algo que amas. Si conectáramos aunque fuese media hora al día con nuestra niña interior, en cuestión de semanas podríamos encontrar y fortalecer al máximo nuestros talentos y dones. Entonces ya no trabajaríamos si no que jugaríamos todo el tiempo. Gozando de realizarnos a cada momento.

Y tú, ¿ya has conectado con tu niña interior?

Un abrazo enorme,