Cuando te llaman de tu periódico favorito para ofrecerte un puesto de ensueño pero tu ya no sintonizas con lo que solías soñar. Has cambiado el chip, has abierto la veda de tus propios objetivos y además has empezado a vivir desde tu verdad. Cuando esto ocurre por mucho que te llame una aclamada multinacional experta en tu sector, seguramente los mandarás a freír espárragos. Puede que luego tengas que lidiar con un sentimiento confuso y horrible llamado culpa.

¿De verdad me voy a negar a cobrar un sueldazo al mes por arriesgarme en un proyecto que me apasiona pero que tal vez acabe por no funcionar? ¿En serio que voy a rechazar un buen sueldo, pagas extras y un horario de lunes a viernes de envidia por un proyecto profesional totalmente personal lleno de dudas e incógnitas? Tranquila, respira. No eres la única.

 

Hoy me he decidido a escribir un post de reivindicación profunda y un alegato a favor de nuestros sueños profesionales.

Dicen que la vida te pone enfrente situaciones con las que has de saber lidiar, y ésta desde luego, es una prueba de fuego. ¿Hasta qué punto estás convencida del mensaje que quieres compartir con el mundo? ¿Estás 100% segura de que aportarás valor? ¿Estás dispuesta a rechazar ofertas de trabajo suculentas en pro de tu proyecto profesional?

A veces, las mini pruebas que nos lanza la vida tienen un punch muy gracioso. Y lo cómico es pensar que has logrado un trabajo estable, sólido y bien remunerado. Un trabajo por el que te pagan por horas, puede que por proyectos y a veces, seguramente, ni te lo agradezcan. Pero tal vez, lo curioso sea que nos conformemos con trabajar para las creencias y los sueños de otros. Todo un gag treméndamente sarcástico, ¿verdad?

Apostar por la “falsa seguridad”, por un dinero “seguro” al mes, por un trabajo “seguro”, por unas vacaciones “seguras”, me tiene hasta el pirri. Todas sabemos que lo que de verdad rige la vida es la impermanencia, lo inestable y lo cambiante. Lo que pasa es que nos queremos creer que todo está bajo control. Bien atado. Nos da menos miedo pero nos quita libertad para ser lo que queremos ser.  A pesar de los pesares tragamos haciendo bola (unas más que otras) y queremos creer que un burro vuela. Pero, siéndote sincera,  lo que de verdad me chirría hasta la médula, es  aceptar trabajar para otros,  dejando a parte nuestros sueños por los sueños de otros, las creencias de otros y los proyectos de otros.

Como te decía, hoy quiero hacer un alegato a favor de nuestros sueños aunque parezcan frágiles e inalcanzables por momentos, aunque impliquen riesgo e incertidumbre, aunque no coincidan con lo que la gente suele dar por bueno, aunque no sepas adónde te llevarán.

Comparte tu mensaje con el mundo. El mundo te necesita.

Un abrazo enorme,