El año pasado estuve en Japón y fue uno de los viajes que a día de hoy más me ha marcado en la vida. Sin saberlo, era una fanática de lo japo, no sólo en la comida, sino también y en especial de las pelis de Miyazaki, y esto si me sigues en la Veryletter, creo que ya lo sabes.

 Hoy quiero hablarte la peli Nicky, aprendiz de Bruja y por qué todas somos un poco como ella cuando arrancamos nuestra aventura emprendedora. Nicky, como nosotras, debe iniciarse en el mundo de las artes de la intuición, debe salir de su zona de confort donde vive con su familia y emprender un viaje sola. A penas cuenta con recursos, solo su escoba y su valentía para mudarse a otra ciudad y buscarse la vida por sí misma.

 Al principio todo le resulta sorprendente, siente una especie de añoranza por dejar su vida cómoda atrás para adentrarse en un nuevo lugar donde canta por todas partes que es una novata pero, ojo, con superpoderes que ella misma todavía no sabe muy bien cómo gestionar, de hecho a penas sabe que los tiene ahí guardados.

 Nicky es ingenua, conserva la inocencia de vivir en un mundo donde todo está en orden y al salir a otro lugar se da cuenta que tiene que valerse por sí misma sí o sí. No solo a nivel emocional porque se arrea unos berrrinches de aquí te espero, si no a nivel económico y espiritual.

 Pero hay algo que aunque le de pavor y le tiemble la escoba (su aliada perfecta para el viaje) la lleva desde las entrañas hacia ese lugar; hay algo dentro de ella por lo que no puede evitar sentirse atraída hacia el lugar donde va aunque en realidad sea un rito de iniciación hacia la vida adulta.

 Las que emprendemos sabemos muy bien que esto ocurre todos los días en nuestra empresa. Vamos intuyendo a base de práctica, prueba y error, lo que funciona para nosotras y encaja también allá afuera y lo que no. Hay momentos de máxima turbulencia porque no sabes si vas a conseguir el equilibrio perfecto entre tu empresa y tú, de hecho, para muchas de nosotras se convierte en una asignatura pendiente que año tras año queremos reevaluar concienzudamente para no caer en la misma trampa de autoexplotarnos como unas posesas. 

 Aún así, a sabiendas de la incertidumbre, las inversiones a todos los niveles: emocional, mental, económica y energéticamente, hay una fuerza que nos arrastra desde dentro para seguir con nuestra independencia como mujer emprendedora. Para muchas, esa fuerza tiene que ver con su mensaje y su compromiso con lo que les da la vida. Para otras tiene que ver con seguir su instinto, ese que es indomable porque sabe más de la verdad que muchas recetas que lees por internet para llevar una vida de equilibrio y de paz perpetua.

Todas somos un poco Nicky, aprendiz de bruja, valientes y acojonadas a partes iguales; ingenuas y desconfiadas en situaciones nuevas; talentosas y suspicaces como nadie y con un fuerte sentido del instinto, el que hace de brújula interior aún cuando las tempestades son tan grandes que tu escoba parece que vaya a desaparecer en medio del vendaval.

Yo siento que cada una de nosotras es un poco bruja porque tenemos la osadía y el atrevimiento para salirnos de los qué dirán, el aliento para volver a nuestro centro aunque haya días que esté revuelto y el coraje de vivir de aquello que nos hace feliz.

¿Tú también te sientes un poco como Nicky, aprendiz de bruja?

Cuéntamelo en los comentarios. Te leo con toda la magia. 🙂

Un beso fuerte,