Cuando alguien me dice que su virtud es el perfeccionismo yo salgo por patas en cuanto puedo. Entendedme, no es que crea que no sea bueno el perfeccionismo, sirve para muchas cosas, para pensar en los detalles, para ofrecer algo de muchísima calidad, para otorgar una maestría en cualquier disciplina y sobre todo si me apuras, para destacar en tu campo, sea el que sea. El problema del perfeccionismo es que la línea entre su versión saludable y su versión patológica es muy fina. Aquí yo soy la primera; de hecho me confieso sumamente perfeccionista y esto me ha costado malinterpretar muchas veces la realidad y exigirle a las situaciones cosas prácticamente imposibles y no solo a las situaciones, sino a mí misma. 

Hoy te doy claves para superar tu perfeccionismo y mejorar con creces tu oratoria. Escúchalo aquí y disfruta:

 

Un abrazo inmenso,

 

Alba